IMPORTANTE
- 100% de agudeza visual o unos ojos sanos no es suficiente para tener una BUENA VISIÓN EFICAZ.
- Neurológicamente, en los 6 primeros años de vida, la visión tiene más plasticidad para aprender y ser estimulada.
- Un diagnóstico precoz de un problema visual evita problemas mayores.
- El 15-30% de los problemas de aprendizaje se deben a un problema visual no diagnosticado.
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martes, 21 de julio de 2009

Gafas de sol también para los niños

Esta entrada no trata sobre el aprendizaje de los niños, sino más bien, de algo que deberían aprender los adultos sobre la visión de sus hijos.



Cada vez son más los niños que llevan gafas de sol, a cualquier edad. Porque realmente, si los papás protegen la piel de sus niños con cremas protectoras y gorros, los ojos no deberían ser menos.
Más aún, si los papás se protegen sus propios ojos, deberían hacer lo mismo con los ojos de sus hijos.

Muchos papás piensan que para qué ponerles unas gafas tan siendo tan pequeños, que se la van a quitar constantemente, que eso no debe ser bueno y que después se acostumbrarán a llevarla y se harán más sensibles a la luz.

Cuando muchos padres me consultan y me dicen estas cosas, me sorprendo. Muchos de ellos cuando llega el verano o un día soleado de invierno, sacan sus modernas y actuales gafas de sol; sin embargo, luego tienen al niño con los ojos medio cerrados, cegado por el sol intenso. Independientemente de algo tan importante como es proteger sus ojos de radiaciones nocivas que dañan a cualquiera, si la luz es molesta para un adulto, ¿por qué no lo va a ser para un niño?

Por el hecho de llevar unas gafas de sol, no te acostumbras a una luz de baja intensidad y te hace ser más sensible a la luz intensa. Al revés, si no utilizas unas gafas de sol adecuadas y homologadas, tus ojos se pueden dañar precisamente por no protegerlos y hacerles cada vez más sensible a la luz. Pues al niño le pasa lo mismo. Analizad el tiempo que vuestro hijo puede pasar en el parque o en la playa jugando sin tener protegidos sus ojos. En la playa además, hay más radiaciones nocivas porque se suman las que se reflejan en el mar; pero muchas superficies reflejan esos rayos nocivos (los edificios, la arena, la acera,...).

El niño además, tiene sus ojos en pleno desarrollo y sus tejidos oculares se están formando. La retina del ojo, al igual que la piel, se puede quemar, y su retina es tan sensible como lo puede ser su piel en los primeros años de vida. Cualquier alteración en los tejidos debido a las radiaciones UVA o UVB, pueden crear desórdenes irreversibles. Por tanto, tenemos que tener más cuidado en su protección con lentes que cumplan las normativas europeas sanitarias de calidad visual, llevando las gafas el sello CE.

Hay muchos fabricantes (CEBE, Ray Ban, Julbo, Bollé, Police, Arnette, Bvlgari, Carrera, Chanel, Diesel, Dior, Dirty Dog, Dolce & Gabbana, etc.) que adaptan sus gafas a los niños, con colores vistosos, y formas originales, y lo que es más importante para los padres: son más seguras, resistentes y flexibles, para que sean difíciles de romper. Hay marcas de gafas de sol también para bebes, como Baby Banz.


¡¡¡ATENCIÓN!!!
En mi otro blog, si os interesa podéis leer: LESIONES QUE PRODUCE LA RADIACIÓN SOLAR EN EL OJO.

Artículo relacionado: Proteger los ojos en la práctica de deportes de nieve evita quemaduras en córnea, retina y cristalino, según expertos


¡¡Disfrutad del verano!!

viernes, 17 de julio de 2009

¿Determina el lenguaje nuestra forma de ser y de actuar?


Un tema fascinante sobre el que no he podido leer demasiado es el de cómo el lenguaje que aprendimos de pequeño nos afecta en nuestro crecimiento.

A través de MindHacks, llego a un estupendo artículo sobre cómo el idioma que hablamos afecta a nuestra comprensión e incluso comportamiento en el mundo. Este es un tema de discusión durante muchísimos años, con diversas teorías contrapuestas (desde que existe una gramática universal de la cuál proceden todos los idiomas posteriores, hasta el punto de vista absolutamente contrario). Parece que una serie de experimentos descritos en el artículo muestra que, efectivamente, el idioma nos exige crear conexiones mentales algo o especialmente diferentes.

Me gusta el ejemplo que utilizan sobre cómo la frase "Bush read Chomsky's latest book" (Bush leyó el último libro de Chomsky) tiene diferentes implicaciones en diferentes idiomas:
  • En Indonesio, no se necesita marcar el tiempo verbal
  • En Ruso, el verbo indica tiempo y género (quién lo leyó, Barbara o George)
  • En Ruso también, el verbo indica si la acción se ha completado o no.
  • En Turco, el verbo indica si quien dice la frase lo vio con sus propios ojos o se lo contaron.
Aunque esto, per se, no indica que cada persona piense de forma diferente por el idioma, si introduce la idea de que se han de tener en cuenta datos diferentes a la hora de formar frases, lo cuál puede , a su vez, forzar a que existan diferentes esquemas mentales.

El otro ejemplo del artículo es de una tribu aborigen australiana, donde en lugar de decir "izquierda" o "derecha", indicaciones subjetivas, dan indicaciones objetivas ("sur", "norte", "este", "oeste").

Desde un punto de vista de procesamiento visual, esto implica un montón de cambios con respecto a la lateralidad y direccionalidad, lo cuál podría significar diferencias en cuanto al proceso de aprendizaje visual. ¿Qué significa que alguien tenga dificultades para decir si algo está al sur o al norte en esa tribu? Parece que sería algo mucho más grave que lo que una persona con problemas de lateralidad sufriría en los países con nomenclatura "clásica".

Un ejercicio que se realizó con gente de esta tribu es espectacular y demoledor. Se les pidió que ordenaran unas cartas con dibujos que mostraban una progresión clara. Mientras que los judíos tendían a ordenar esas cartas de derecha a izquierda, y los angloparlantes de izquierda a derecha, los nativos de la tribu australiana no parecían seguir un orden... hasta que cayeron en la cuenta de que las ordenaban... ¡de este a oeste!... dependiendo de su posición en el espacio.

Y el artículo sigue con otros ejemplos sobre cómo describimos el tamaño, los colores, ... y cómo eso puede afectar a nuestros propios esquemas mentales.

Personalmente, eso me hace pensar hasta qué punto las diferencias culturales provienen del lenguaje, y si el aprendizaje de un nuevo idioma de manera no totalmente bilingüe es suficiente para entender esos detalles y poder aprovecharlos para una comunicación más eficaz.



(Rosa comenta:
Los conceptos de Lateralidad y Direccionalidad son muy empleados en los campos de desarrollo y aprendizaje, pero por si alguien no los tiene muy claros, en esta entrada del blog MI MAMI ES LOGOPEDA, Merche lo explica muy bien.)

jueves, 9 de julio de 2009

El procesamiento de la información visual se aprende

Utilizando una entrada que escribí en mi otro blog EXPLORANDO EL MUNDO DE LA VISIÓN: “¿Dónde va lo que vemos? – Procesamiento de la información visual (del ojo al cerebro)”, voy a mostraros con el mismo ejemplo cómo se APRENDE A VER.

Suponer que vamos conduciendo por una calle y estamos llegando a una intersección. En la esquina vemos la señal de “stop”.

Muchos pensaréis que simplemente ver “el stop”, o verlo nítido, sería lo único en lo que el sistema visual interviene; o dicho de otra manera, que el “procesamiento de la información visual” acaba aquí.

Os voy a explicar que no es así y cómo hemos aprendido a procesar dicha información con el tiempo.

  • Por un lado, tenemos la vía puramente visual (objeto ->ojos <-> un área del cerebro), que transforma la información luminosa en estímulos nerviosos que llegan a nuestro cerebro, y a partir de las órdenes que le da el cerebro a los músculos de nuestros ojos, obtenemos una imagen nítida y única de lo que vemos.
Vale, ya tenemos la imagen nítida. Ahora os mostraré todo lo que se procesa en el cerebro gracias a esa imagen:
  • Por un lado, una parte del cerebro AL VER ESA SEÑAL, procesa la información de “¿Dónde estoy?”. Una información necesaria, porque para saber dónde tengo que parar, primero tengo que saber dónde estoy yo. Este procesamiento nos permite calcular nuestro movimiento, nuestra velocidad, nuestra fuerza o la dirección con el que vamos en nuestro vehículo; en definitiva, dónde estoy sentado o dónde estamos situados en la calzada.
  • La siguiente vía nos da precisamente, la información de “¿Dónde está?” lo que miramos. Es la parte del cerebro responsable de generar la respuesta de los cálculos y mapas espaciales. Es decir, permitirá saber: dónde está el stop, dónde está la raya, dónde tenemos que parar, dónde está la palanca de marchas para reducir, dónde están los pedales para pisarlos, dónde está el coche de atrás (o el de delante si hubiera uno), etc. En resumen, nos permite crear un PLAN MOTOR.

    Cuando aprendemos a conducir, todo esto se hace de forma consciente, pensamos “dónde está la palanca, dónde están los pedales, dónde está la marcha 2ª, la marcha 1ª, tenemos que ser conscientes de mirar por el retrovisor,… Hasta que todas nuestras acciones las automatizamos y se crea una experiencia. De esta manera, podemos llegar a hacer todo esto de forma inconsciente mientras hablamos con un acompañante, miramos a nuestro hijo por el espejo retrovisor, vemos que al frenar el coche de atrás no nos va a golpear, escuchamos la radio, etc…

  • Por último, nos queda una vía muy importante, que es la vía que procesa la información de “¿Qué es esto?”. Es decir, nos permite IDENTIFICAR qué es lo que estamos viendo: que es una señal de tráfico y que significa que debemos de parar.

En consecuencia, habéis comprobado que el PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN VISUAL es un proceso que se aprende con los años mediante nuestras experiencias.


Como todo aprendizaje tiene sus etapas o fases y no podemos saltarnos ninguna, porque nadie aprende a correr sin previamente haber aprendido a andar, o nadie aprende a leer sin previamente haber aprendido a ver. Para introducir al niño la lectura previamente se tienen que haber desarrollado en el sistema visual del niño ciertas funciones visuales o ciertas áreas del cerebro (que ya explicaré esto mejor en otra entrada).

sábado, 4 de julio de 2009

Testimonio - La historia de Juan

En una entrada publicada en el blog de Rosina Uriarte LA VISION Y EL NIÑO. LA IMPORTANCIA DE LA VISIÓN EN EL APRENDIZAJE , cuenta la historia de un niño con un problema de visión que le afectaba a su aprendizaje; y tras un diagnóstico acertado y una adecuada terapia visual, tras 1 año Juan, que así se llamaba el niño, mejoró su lectura y su rendimiento escolar.

"Juan tiene 8 años y estudia 2° de primaria. Hoy han venido a su clase dos personas para revisar su vista. Le han puesto unos dibujos y unas letras en una pizarra y no ha fallado ninguna.

Ellos le han dicho que tiene una vista excepcional. Sin embargo, a Juan le pican los ojos cuando lee y le lloran un poco. Le aburren los deberes y no le gusta nada leer. Sus padres le han llevado al oftalmólogo, allí le examinaron sus ojos, leyó todas las letras que le pusieron en la pared y le echaron unas gotas que le picaron un poco. El médico le dijo que tenía una vista excepcional y que volviera en un año para otra revisión. La profesora de Juan le ha dicho que tiene que poner más atención cuando lee, lo hace muy despacio y se salta a veces alguna letra.

Sus padres están preocupados, la vista la tiene fenomenal pero cuando tiene que realizar deberes le lloran y le pican los ojos. La madre de Julio, un amigo de Juan, le comentó que a su hijo le pasaba algo parecido y le llevó a un optometrista. A Juan se le realizaron pruebas de cerca y de lejos y el optometrista le explicó a sus padres que su hijo tenía muy buena vista, pero unos pequeños problemas con su visión.

Dentro de las habilidades visuales de Juan una de ellas era su agudeza visual que era excelente pero existían otras que se habían dado por supuesto que estaban bien pero no era así. Su habilidad de seguimientos oculares no estaba bien desarrollada, todos sus músculos oculares estaban íntegros pero sus movimientos sacádicos eran imprecisos y tardaba mucho en llegar a la siguiente sílaba. También tenía problemas con su enfoque. Sus padres se extrañaron, ellos creían que sólo las personas mayores los tenían. El optometrista les explicó que Juan tenía un potencial de enfoque muy alto pero no podía controlarlo y por ello le costaba leer letras parecidas como coma - cama ó polo - palo. Juan tendría que reforzar esas habilidades visuales durante algún tiempo con ejercicios que realizaría en su casa y en la consulta del optometrista. Juan trabajó duro haciendo ejercicios con la ayuda de sus padres, a veces se cansaba y le picaban los ojos pero notaba como cada vez podía leer mejor.


Ha pasado ya un año y a Juan ya no le pican los ojos cuando lee y su profesora le ha dicho que ha mejorado mucho en su lectura. La terapia visual nace con el intento de ayudar al individuo a procesar la información visual más exacta y eficazmente posible.

Este relato sería un ejemplo de un caso que puede ocurrir en nuestro trabajo. Todos los profesionales de la visión son indispensables para la valoración de la eficiencia visual de un niño. Su integridad ocular es fundamental para que el niño llegue a su máximo potencial visual, el oftalmólogo especializado en patologías oculares no observó ninguna anomalía en
Juan. Pero Juan tenía problemas con el control de su motilidad ocular y enfoque. Habilidades que se creen ya superadas y que no fallarían en un niño que no presentaba ninguna patología
ocular estaban cambiando la percepción y rendimiento de Juan."


¿Podría ser el caso de tu hijo/a o de algún niño que tú conoces?
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