Pero:
- Desde que el niño tiene la capacidad de coger cosas (para poder jugar, aprender y tener experiencias), y la de poder desplazarse (arrastrándose, gateando o andando), el parque es un espacio muy reducido que le impide el movimiento (más cuanto mayor es el niño); y también le impide desarrollar correctamente su control postural, su coordinación motora e integrar ciertos reflejos primitivos; por tanto, dificulta el correcto desarrollo motor y neurológico.
- Desde el punto de vista visual, el parque acota su campo de visión (debido a los barrotes -los antiguos- o a la malla blanca actual bastante tupida que lo delimita). Para el bebé dentro del parque sólo existe lo que hay dentro de él, y ésto además de predisponer a la miopía, reduce su desarrollo de la capacidad de enfoque, de su flexibilidad acomodativa, de su visión binocular, de su visión en profundidad de las cosas (estereopsis), etc. En definitiva no le permite desarrollar su visión lejana y tener una buena coordinación ojo-mano fina o gruesa.
- Si estamos ante un niño que sabe entretenerse solo con sus juguetes o sus libros, corremos el riesgo de olvidarnos de él y de dejarle demasiado tiempo en un espacio tan reducido mientras no se queje (NO DEBE ESTAR MÁS DE UNA HORA).
- Además, limita las posibilidades que tiene de gatear con lo que ello conlleva. Una vez el niño inicie la etapa del gateo el parque debería dejar de utilizarse.
- El filo de la barandilla está a una altura que a la persona que debe inclinarse para coger al niño le supone una grave tensión en la espalda, dado que no permite que la persona pueda doblar las rodillas para levantar al niño, de forma que todo el peso recae en los brazos y en la parte superior de la espalda.
Un parque no debe sustituir a un hogar correctamente acondicionado. Una gran alternativa a él es una manta limpia en el suelo cuando el niño aún no gatea, no limita su campo visual y permite desarrollar su visión.
Más información que los padres han de saber sobre los parques.
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2 comentarios:
Estoy de acuerdo. Yo no los prohibiría pero tampoco hay que abusar. Un rato al día, mientras tenemos que trabajar, cocinar, etc, y luego, cuando podamos prestarles atención, sacarlos, jugar con ellos, y así. Soy maestra de infantil y suelo trabajar en guarderías y es un recurso socorrido para cuando no puedes estar con cada uno de ellos, cuando tienes que cambiar a 14 niños y no puedes acudir, dejas a los más bulnerables lejos del alcance del resto en el corral porque sino me sería imposible. Los niños se atraen como imanes y se tiran encima de otros, se muerden y desde el cambiador no puedes acudir y gracias al parque y a las cunas puedo trabajar más tranquila. Pero en cuanto tengo un hueco los saco a jugar en la alfombra y hacemos actividades de todo tipo.
Totalmente de acuerdo, a veces son necesarios para tenerlos más controlados por un tiempo reducido. No podemos estar con ellos el 100% del tiempo y algunos Todo en su justa medida está bien.
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